La
Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró el Día Mundial
de los Derechos de los Consumidores en el año 1983, cuya celebración
conmemora el discurso dado por el presidente John F. Keneddy el 15 de
marzo de 1962 para reconocer al consumidor como un elemento
fundamental dentro del proceso productivo, y, pronunció un discurso
ante el Congreso de su país en el que destacó: “Ser consumidor,
por definición, nos incluye a todos. Somos el grupo económico más
grande en el mercado, que afecta y es afectado por casi todas las
decisiones económicas públicas ... Pero es el único grupo
importante cuyos puntos de vista a menudo no son escuchados”.
Acerca
del Día mundial de los derechos del consumidor (DMDC) El 15 de marzo
es el DMDC, un encuentro anual de celebración y solidaridad del
movimiento internacional de consumidores. Cada año, las
organizaciones de consumidores celebran el DMDC uniéndose para dar
relieve a un problema de importancia para consumidores de todo el
mundo. Mediante nuestra acción colectiva, intentamos fomentar
cambios importantes a nivel internacional. Resistencia a los
antibióticos: la crisis de sanidad pública que se avecina La
resistencia a los antibióticos consiste en que estos dejan de ser
eficaces contra las bacterias. La resistencia adquirida por estas
bacterias hace que muchas infecciones sean mucho más difíciles de
tratar. Esta situación, combinada con la falta de nuevos fármacos,
genera un importante riesgo para la salud pública que "podría
acabar con la medicina moderna en su estado actual".1 Alrededor
de la mitad de la producción de antibióticos a nivel global se
utiliza en el sector ganadero, destinándose muchos de ellos a
acelerar el crecimiento y prevenir enfermedades (en lugar de
tratarlas). Este uso excesivo está generando más bacterias
resistentes a los antibióticos. Las bacterias resistentes pueden
transmitirse de los animales de granja a los seres humanos a través
del consumo de alimentos contaminados, mediante contacto directo con
los animales o por transmisión ambiental; por ejemplo, por
contaminación del agua o de la tierra. Los gobiernos de los países
están empezando a reaccionar ante esta crisis que se avecina. La
Organización Mundial de la Salud (OMS) está coordinando la
respuesta internacional mediante su plan de acción mundial sobre la
resistencia a los antimicrobianos. Además de ocuparse del consumo
excesivo de antibióticos por los seres humanos y promover el
desarrollo de nuevos fármacos, las agendas legislativas de todo el
mundo también incluyen los cambios en las prácticas del sector
ganadero. El uso excesivo de antibióticos está creando
superbacterias altamente resistentes. Si no actuamos con urgencia,
nos espera la era posantibióticos, en la que importantes
medicamentos dejarán de ser efectivos, y las infecciones comunes y
las lesiones leves recuperarán la capacidad de ser letales.
Alrededor del 50% de los antibióticos a nivel mundial se usan en el
sector ganadero. Con casi 100 000 restaurantes en todo el mundo,
McDonald’s, Subway y KFC están en posición de servirse de su
enorme poder de negociación para impulsar grandes cambios en la
cadena global de suministro.
Los
grupos de consumidores y la sociedad civil pueden desempeñar un
papel importante en la lucha contra la resistencia antimicrobiana.
Ellos son los promotores, los impulsores y los actores principales,
especialmente en esta era de los medios sociales Los consumidores que
cuestionan la seguridad de los alimentos elaborados a partir de
animales medicados en exceso y que toman decisiones de compra
consecuentemente, pueden tener un profundo impacto en las prácticas
del sector Discurso al G7 de Margaret Chan Directora General de la
OMS, 2015
Se
trata de un problema que nos afecta a todos. Sin una acción urgente,
el uso excesivo de antibióticos amenaza con llevarnos a una época
en que muchos medicamentos importantes ya no se podrán usar para
tratar infecciones y enfermedades. Pese a ello, los antibióticos se
siguen utilizando en grandes cantidades para producir nuestros
alimentos. Como el grupo económico más grande, los consumidores
tienen un papel clave que desempeñar en convencer a las empresas de
la necesidad de cambio. Actualmente,
la resistencia a los antibióticos está aumentando a un ritmo que no
se puede compensar con el desarrollo de nuevos fármacos. En mayo de
2015, la Asamblea Mundial de la Salud respaldó un plan de acción
mundial para afrontar la resistencia a los antibióticos, que incluye
la reducción del uso de los existentes para prolongar su eficacia
contra enfermedades potencialmente mortales. Marcaremos el Día
mundial de los derechos del consumidor emplazando a las mayores
cadenas de restauración del mundo a contribuir a la lucha contra la
resistencia a los antibióticos, comprometiéndose globalmente a
dejar de servir carne procedente de animales que han sido tratados
habitualmente con antibióticos destinados al consumo humano. Los
antibióticos destinados al consumo humano solo deberían utilizarse
para el tratamiento de animales enfermos y, muy ocasionalmente, para
el control no rutinario de enfermedades, en caso de que se haya
identificado una enfermedad en otros animales en contacto directo con
los sometidos al tratamiento, pero nunca para el fomento del
crecimiento, la eficiencia del pienso o la prevención rutinaria de
enfermedades.
La
importancia del asunto reside en que se trata de un problema que nos
afecta a todos y todas en tanto y cuanto consumidores, en razón de
que el consumo de comida rápida se ha extendido y continúa
extendiéndose en el mundo producto del modelo de sociedad que ha
escogido la humanidad consistente en jornadas de trabajo que no dejan
espacio a la vida familiar lo que obliga a los consumidores a
alimentarse fuera del hogar y de manera rápida. la calidad de esa
comida está afectada por un sinnúmero de situaciones complejas y
dañinas para la salud humana. Por tanto, se requiere de una acción
urgente que ponga a los consumidores en alerta y que les permita
tomar decisiones conscientes y favorables al sostenimiento de una
salud adecuada. Pues el empleo excesivo de antibióticos en animales
que luego constituyen alimento para humanos, amenaza con llevarnos a
una época en que muchos medicamentos importantes ya no se podrán
usar para tratar infecciones y enfermedades debido a su empleo en
animales de consumo humano. Pese a ello resulta que los antibióticos
se siguen utilizando en grandes cantidades para producir nuestros
alimentos. Es lo que debemos detener, de ahí la alerta que se
realiza.
Las
empresas, la sociedad civil y los consumidores también deben tener
un papel. Las multinacionales del sector alimentario, que cuentan con
cadenas globales de suministro, están en posición de impulsar
cambios con mayor rapidez que la legislación por sí sola. Por
eso apoyamos a Consumers CI a esta campaña.
Adriana
Besso
Consultora
Defensa derechos de consumidores
Presidenta
de Asociación de Consumidores y Usuarios Andcu