La estrategia del engaño es evidente y no se detendrá. Entre más nos preparemos para evitar que nos envuelvan para que demos nuestros datos privados a personas desconocidas, más sofisticadas serán las técnicas para hacernos caer
Lo que se puede observar en este vídeo es de llamar la atención. La persona realmente parece estar del lado del cliente buscando la forma de evitar que le hagan un cargo inapropiado, cuando en realidad está mintiendo dentro de un escenario especialmente diseñado para hacer más verídica la falsa historia del cargo a nuestra tarjeta de crédito.
Llega un mensaje de texto de alerta que nos hace reaccionar, luego entra una llamada telefónica muy parecida a las que recibimos de los centros de contacto de los bancos, al final se vincula con una página que sólo las personas que saben un poco de páginas web pueden darse cuenta que la dirección electrónica es un engaño, cuando para al resto de la gente le podría parecer un sitio en donde uno puede dar información personal, cuando no es así.
El fraude sería más difícil se los bancos cumplieran al cien por ciento su promesa de no llamar para solicitar información, porque si bien no se comunica por ningún medio para advertir de transacciones sospechosas, so lo hacen para promocionar sus ofertas de crédito.
Lo que nos debe quedar muy claro como consumidores es que no somos expertos en todos estos pequeños detalles para detectar un fraude, por lo que nuestras políticas personales de aceptación de llamadas deben ser más estrictas, aunque estemos rechazando llamadas y peticiones auténticas de los bancos.
Lo que es más seguro para los consumidores es que, ante cualquier duda, buscar el teléfono del banco y llamar única y exclusivamente a ese número, el cual aparece en la parte de atrás de las tarjetas de crédito o en los estados de cuenta. Cualquier comunicación entrante ya sea por teléfono, mensaje de texto, redes sociales, o Whatsapp debe ser ignorada.