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Consultoría sobre relaciones de consumo

jueves, 29 de octubre de 2015

Guardar alimentos en una lata abierta: por qué no conviene hacerlo

Guardar alimentos en una lata abierta: por qué no conviene hacerlo Una vez abierta la lata, si no se consume todo el contenido, es aconsejable guardarlo en otro tipo de envase para mantener mejor sus cualidades
Las latas son envases metálicos que se usan para almacenar alimentos y bebidas. Están hechas, sobre todo, de aluminio y acero laminado resistente a la oxidación. En los últimos años, la tecnología ha permitido disponer de una gran variedad de alimentos enlatados gracias al avance de los procesos de manufactura. El contacto entre el alimento, el metal y el oxígeno puede provocar la aparición de manchas de óxido con la lata abierta. Por tanto, es recomendable pasar los restos de alimento de una lata abierta a otro recipiente con tapa y guardarlo en la nevera, donde se conservará algunos días. El artículo explica cómo manipular las latas de alimentos y cuál es la diferencia entre conservas y semiconservas.
La variedad de alimentos enlatados es amplia, con formas y tamaños distintos. Aceite, verduras, pescado, frutas, carnes, sopas o platos preparados son algunos de los productos que pueden encontrarse en latas. Este es un envase que aporta una buena protección al alimento y una larga conservación; son recipientes herméticos, sellados al vacío tras someter el alimento a un proceso térmico que destruye los microorganismos e inactiva las enzimas. A medida que el alimento se enfría, se forma un vacío que impide la entrada que cualquier bacteria mientras permanece el envase cerrado, por lo que el contenido se mantiene estéril. Pero si se abre la lata y no se utiliza todo el alimento, es recomendable guardar el resto en otro envase, de vidrio o plástico, para que el alimento preserve mejor sus cualidades y sabor.
Cómo manipular las latas de alimentos
Los alimentos enlatados deben conservarse en un lugar fresco y seco
Los alimentos enlatados tienen una vida útil larga (pueden llegar a los tres o cinco años), mientras el envase se mantenga intacto incluso a temperatura ambiente. El tiempo de almacenamiento depende de factores como la naturaleza de los alimentos y las condiciones en las que se guardan. Como regla general, las condiciones óptimas se encuentran en un lugar fresco y seco. Pero hay otras consideraciones que deben tenerse en cuenta:
Revisar la etiqueta del producto para las instrucciones de almacenamiento. En la mayoría de los casos están diseñadas para guardar a temperatura ambiente; de no ser así, la etiqueta debe indicar cuáles son las condiciones específicas.
Comprobar que la lata no tenga golpes ni abolladuras ni fisuras. Cualquier problema en el exterior puede esconder una grieta que favorezca la entrada de bacterias.
Antes de abrir la lata debe lavarse bien la parte superior del envase.
El alimento enlatado debe manipularse como si fuera fresco, es decir, hay que mantener todas las superficies y utensilios limpios y lavarse bien las manos con agua tibia y jabón antes y después de preparar su contenido.
Tras la apertura, el alimento se convierte en perecedero, por tanto, debe ser tratado igual que uno fresco. Esto quiere decir que si no se usa de inmediato todo el contenido, debe introducirse en otro envase (plástico o vidrio), taparlo e introducirlo en la nevera.
No debe tirarse el jugo que contiene la lata tras abrir el envase.
¿Conservas o semiconservas?
No es lo mismo una conserva que una semiconserva.
Una conserva se ha sometido a un proceso higienizante que hace que sus alimentos no requieran frío para su conservación, ya que son estables a temperatura ambiente. Con la esterilización se inactivan o destruyen los microorganismos. Las conservas no tienen fecha de caducidad sino "de consumo preferente", tal como establecen las normativas sanitarias. Con esta fecha lo que se indica es el periodo de tiempo (oscila entre los tres y cinco años, en función del alimento) durante el cual se estima que la conserva se mantiene en las condiciones adecuadas, aunque no apunta que si se consume pasada la fecha tenga algún efecto negativo desde el punto de vista sanitario.
Una semiconserva sería, por ejemplo, una lata de anchoas, sobre las que no se ha aplicado ningún proceso de esterilización (a diferencia de la conserva), sino que se somete a un proceso que estabiliza el producto durante un tiempo determinado. Esto significa que durarán más si se almacenan en un lugar fresco, a temperaturas de refrigeración, como la nevera. Son productos, por tanto, con una vida útil menor a la de las conservas, porque el tratamiento térmico que se emplea para su conservación es menos agresivo.
Botulismo y latas
El botulismo es una enfermedad causada por una toxina que sintetiza la bacteria Clostridium botulinum y que se relaciona con latas de conserva en mal estado que se han expuesto al exterior por algún defecto (aunque su incidencia es muy rara). Este microorganismo poco frecuente no puede vivir en contacto con oxígeno y se asocia sobre todo a las conservas caseras de alimentos como hortalizas o frutas que no han seguido un proceso de conservación adecuado.
Clostridium botulinum es un microorganismo sensible al calor, es decir, se inactiva entre 80 ºC y 115 ºC y también lo es a pH ácidos. Una de las formas de prevenirlo durante la elaboración de las conservas es asegurarse de que los alimentos se cuecen bien (unos 120 ºC conseguirán que se eliminen las esporas más resistentes del patógeno).

lunes, 12 de octubre de 2015

DÍA MUNDIAL DE LUCHA CONTRA LA ARTRITIS REUMATOIDEA: MITOS Y VERDADES SOBRE LA ENFERMEDAD

El 15 de octubre se celebra el Día Mundial de Lucha contra la Artritis Reumatoidea: mitos y verdades sobre la enfermedad. Habrá actividad conmemorativa.

El 15 de octubre se celebra el Día Mundial de Lucha contra la Artritis Reumatoidea; una enfermedad crónica, autoinmune, progresiva e incapacitante, que se caracteriza por la inflamación de las articulaciones y que se presenta habitualmente en manos, muñecas, codos, rodillas y pies.
Actividad conmemorativa
En el marco de la conmemoración de este día, médicos, pacientes y reconocidos artistas participarán de una jornada donde podrán expresar el sentir sobre la enfermedad como forma de tomar conciencia sobre la importancia de conocerla y diagnosticarla en forma más temprana.
Se denomina "Pintar es Sentir" y tendrá lugar el próximo 15 de octubre en la Plaza Matriz.
¿Cómo afecta la artritis reumatoidea (AR)?
La AR disminuye lenta y paulatinamente la capacidad funcional articular del individuo y en sus estados más severos reduce de 10 a 15 años la expectativa de vida de quien la padece. Puede comprometer sectores del organismo como el corazón, pulmones, vasos sanguíneos, entre otros.
La inflamación que se produce en la membrana sinovial puede conducir a la destrucción del hueso y el cartílago derivando en un daño irreparable en la articulación. A consecuencia de la inflamación, se puede experimentar dolor, deformidad y dificultad de movimiento.
Números
A nivel mundial, la enfermedad afecta al 1% de la población aproximadamente; un total de 21 millones de personas.
En Uruguay, se estima que afecta a 35.000 personas, sobre todo a aquellas que se encuentran en la "etapa productiva" de sus vida: la artritis afecta a personas en plena actividad laboral.
AR y el trabajo
Después de diez años desde el comienzo de la enfermedad, un porcentaje muy elevado de pacientes ya no puede trabajar: cerca del 50 %.
La edad más frecuente de aparición de la artritis reumatoide se sitúa entre los 25 y los 45 años; momento en el que el paciente tiende a tener una vida laboral y familiar más activa.
La pérdida de productividad laboral es uno de los principales impactos de la AR en la sociedad, ya que es una de las principales causas de jubilaciones anticipadas y pensiones por discapacidad.
Se calcula que en un paciente con AR, la enfermedad provoca una disminución, en promedio, de un 20% en su capacidad laboral.
Si la enfermedad no es tratada a tiempo se produce un daño irreversible en las articulaciones.
La inflamación que se produce en la membrana sinovial puede conducir a la destrucción del hueso y el cartílago derivando en un daño irreparable en la articulación. A consecuencia de la inflamación, se puede experimentar dolor, deformidad y dificultad de movimiento.
Localización y síntomas
La AR afecta a las articulaciones de ambos lados del cuerpo por igual, siendo las muñecas, los dedos de las manos y pies, las rodillas, los pies y tobillos las partes del cuerpo más comúnmente afectadas.
La enfermedad generalmente comienza de manera gradual con estos síntomas: fatiga, rigidez matutina (que dura por más de una hora), dolores musculares generalizados, pérdida del apetito y debilidad.
Las articulaciones muestran signos de inflamación como calor, enrojecimiento, edema y dolor. Todo esto lleva a un trastorno en el funcionamiento normal.
Diagnóstico precoz
En la actualidad, la importancia de un diagnóstico precoz y obtener la remisión de la enfermedad es el objetivo más importante. Esto evita el deterioro físico del individuo y también mejora el relacionamiento familiar y disminuye el impacto económico.
En los primeros tres años de la enfermedad se puede frenar y evitar el deterioro articular y las erosiones si actuamos con una medicación adecuada.
En efecto, evitando un diagnóstico tardío, con una ventana de oportunidad terapéutica donde no se ha llegado a la erosión ósea, la articulación quedaría entre rangos normales para ser tratada potencialmente con medicación.
Es de vital importancia el diagnóstico y tratamiento temprano, pues una vez que se ha producido el daño en la articulación este es ya irreversible. Con el tratamiento se puede conseguir el control de la inflamación.
Se desconocen las causas, pero en las mujeres la incidencia de la enfermedad es de 2 a 3 veces superior que en el hombre.
Tratamientos
La Artritis Reumatoide es una enfermedad progresiva, que causa un daño articular creciente, y para la que hoy en día no existe una "cura definitiva".
La detección precoz de la enfermedad y por tanto la instauración temprana de un tratamiento efectivo, hacen que pueda minimizarse el daño articular.
Hasta hace poco, los tratamientos de la artritis reumatoide estaban únicamente dirigidos a reducir el dolor y paliar los síntomas de la enfermedad, sin embargo, la existencia de terapias innovadoras y muy efectivas ha hecho que, ahora mismo, sea posible hablar del control de la enfermedad.
De hecho, la remisión o ausencia completa de cualquier signo o síntoma de la enfermedad se ha convertido en un objetivo realista del tratamiento, especialmente desde la aparición de las nuevas terapias biológicas dirigidas a combatir la causa de la enfermedad.
Las terapias biológicas han supuesto un gran avance en el manejo clínico de la Artritis Reumatoide. Son fármacos producidos a partir de células y que actúan a nivel del sistema inmunológico limitando la inflamación, reduciendo así los signos y síntomas, y retrasando la progresión de la enfermedad.
Diferencia entre Artritis y Artrosis
- Mientras que la artritis reumatoide es una enfermedad más grave y de origen autoinmune, la artrosis viene determinada por el desgaste de las articulaciones.
- La artritis reumatoide afecta habitualmente a personas más jóvenes (puede aparecer a partir de los 25 años), mientras que la artrosis es más frecuente en individuos de más de 40 años de edad y se desarrolla a lo largo de muchos años, según se va produciendo la destrucción de la articulación.
- Los síntomas de la artritis reumatoide son de carácter sistémico, es decir general, frente a la acción localizada en las articulaciones de la artrosis.
- La Artritis Reumatoide no afecta principalmente a personas mayores. A pesar de la creencia generalizada de que la AR es una enfermedad que afecta principalmente a ancianos, esto no es real, ya que la Artritis Reumatoide puede afectar a personas de cualquier edad y de hecho afecta sobre todo a adultos jóvenes con edades comprendidas entre los 25 y los 55 años.
- La Artritis Reumatoide no es una enfermedad Hereditaria.
(Con información de Laboratorios Roche)