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Consultoría sobre relaciones de consumo

viernes, 30 de noviembre de 2012

La sandia y sus beneficios

Un mayor consumo de sandia puede mejorar el control de la glucemia y de la dislipidemias (alteración del metabolismo de los lípidos), e incluso, de la hipertensión arterial. La sandía es una fruta típica veraniega, dulzona y muy acuosa. Sin tener una composición relevante, destacan distintos compuestos que favorecen la salud. Entre ellos, el licopeno (antioxidante) y la citrulina (sustancia capaz de producir un relajamiento de los vasos capilares, un aminoácido beneficioso para la síntesis de óxido nítrico, un compuesto esencial para regular el tono vascular y la hemodinámica, la dinámica de la sangre y la función del corazón. Durante la temporada natural de esta fruta, es aconsejable comer un buen trozo de sandía a diario e idear recetas originales para incluirla en distintos platos del menú y no solo como fruta para picar entre horas o de postre. Un mayor consumo puede mejorar el control de la glucemia y de la dislipemia, así como de la hipertensión arterial. LA SANDIA, CORAZÓN Y SÍNDROME METABÓLICO Los beneficios biológicos tras un mayor consumo de sandía se traducen en una posible mejoría del control de la glucemia y de la dislipemia, e incluso, de la hipertensión arterial. La sandía es una fuente biodisponible de citrulina), precursor para la síntesis de arginina (necesaria para la formación de proteínas y otras moléculas) en los seres humanos y, por tanto, el consumo de este alimento funcional puede tener implicaciones importantes en la prevención y tratamiento de enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares y en el síndrome metabólico. El perfil de una persona con síndrome metabólico incluye obesidad, hiperglucemia, hiperinsulinemia y resistencia a la insulina, además de dislipemia e hipertensión arterial. Estos factores, de forma independiente o en conjunto, contribuyen a un alto riesgo de enfermedad cardiovascular, una de las principales causas de mortalidad en los países occidentales. La sandía es uno de los pocos alimentos ricos por naturaleza en el aminoácido citrulina y, aunque en esta fruta se detectan cantidades variables de tal compuesto, se estima un contenido medio de 1,5 mg/g. De este modo, con el consumo de un kilo de sandía, se alcanza el 40% de la ingesta media diaria recomendada para las personas adultas: 3,8 g de arginina (aminoácido que se forma a partir de la citrulina). La arginina es un aminoácido esencial para los jóvenes mamíferos (incluidos los bebés humanos) y para adultos con traumatismos, quemaduras, resección masiva del intestino delgado e insuficiencia renal. Se sintetiza a partir de citrulina, a través de una compleja vía metabólica, en todas las células animales. La arginina es fundamental para la formación de proteínas y otras moléculas con enorme importancia biológica, como el óxido nítrico, un factor vasodilatador, antiaterogénico y antitrombótico, esencial para regular el tono vascular y la hemodinámica (dinámica del corazón y de la sangre). Una concentración orgánica adecuada de arginina se ha asociado también con mejoras en la concentración plasmática de glucosa, en gran medida debido a que el óxido nítrico aumenta el flujo sanguíneo, la captación y oxidación de glucosa por el músculo esquelético y la sensibilidad a la insulina en los tejidos, además de regular la oxidación de la grasa. UNA BUENA PORCIÓN DE SANDIA AL DÍA Uno de los pocos estudios que ha investigado la biodisponibilidad en humanos de la citrulina y sus metabolitos, como la arginina, tras el consumo de alimentos lo ha realizado el Servicio de Investigación Agrícola (ARS) del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA). En este estudio controlado y cruzado de tres semanas de duración, los participantes consumieron una dieta controlada por nutricionistas que incluía un consumo bajo de jugo de sandía (0,260 kg por taza, 3 tazas al día) y un consumo alto (0,52 kg por taza, 6 tazas diarias de zumo) en las tres comidas principales (desayuno, comida y cena). El periodo de lavado entre un tipo de consumo y otro (bajo o alto) fue de dos a cuatro semanas. Durante ese tiempo, los participantes consumieron una dieta de libre elección, con la excepción de ingerir alimentos ricos en licopeno, como la sandía o el tomate. En este estudio se comprobó que, tras tres semanas, los individuos que más jugo de sandía consumieron tenían mayores concentraciones de arginina, en comparación con el grupo control. Tras analizar estos resultados, aunque sin imitar cantidades, el consejo dietético saludable recomienda comer una buena porción de sandía cada día. El consumo de sandía es bueno para la salud sin efectos secundarios, aunque con excepciones en casos concretos. Las personas que tengan muy descompensados los triglicéridos o los índices de glucemia, o bien quienes tengan patología hepática que requiera un control estricto de los azúcares, tendrán incluso que limitar el consumo de cualquier fruto.